viernes, 12 de junio de 2009

EL INGLES Y EL ANALFABETISMO..

El idioma inglés en las escuelas
El idioma inglés tiene en la práctica el estatuto de mediador universal por lo que su dominio es indispensable en la educación y en la vida privada y laboral. Pero a pesar de eso, las escuelas públicas siguen brindando una enseñanza deficiente del inglés.Para intentar revertir esta situación, en la Ciudad de Buenos Aires se dispuso que los alumnos que ingresen el año próximo a las escuelas primarias reciban desde el primer grado lecciones de inglés. En la actualidad, el idioma se comienza a enseñar en cuarto grado y los resultados son muy malos. Además, la secundaria desperdicia la oportunidad de que los chicos aprendan una lengua extranjera, por el abanico de idiomas enseñados y la baja calidad del dictado de las clases. Es necesario, entonces, que en la Ciudad y en todas las escuelas públicas del país, el inglés se enseñe de un modo adecuado y continuado, ya que de otro modo se excluye a los chicos menos favorecidos de un instrumento fundamental.El idioma inglés es indispensable para la educación y el trabajo, pero en las escuelas públicas su enseñanza es deficiente. La Ciudad dispuso que se enseñe en las escuelas a partir del primer año del primario.
EL ANALFABETISMO EN EL MUNDO.
Una mala noticia ensombrece el final del milenio: en numerosos países en desarrollo más de la mitad de los niños y de los adultos son analfabetos y, de ellos, dos tercios son mujeres y niñas. Si bien en algunas regiones la tasa de analfabetismo ha disminuido en los últimos decenios, 900 millones de personas del Tercer Mundo siguen sin saber leer ni escribir, o sea casi 25% de los niños y de los adultos del planeta. ¿Por qué no hemos erradicado el analfabetismo o al menos cumplido las promesas de la Conferencia sobre Educación para Todos celebrada Jomtien (Tailandia) en 1990Con demasiada frecuencia, los gobiernos de los países en desarrollo y los proveedores internacionales de fondos han asimilado la educación básica a una enseñanza primaria formal, y han destinado la mayor parte de sus presupuestos de educación a facilitar el acceso a la escuela primaria. Los resultados distan mucho de ser satisfactorios pese a esas cuantiosas inversiones.En muchos países del África subsahariana y de Asia del Sur, las restricciones presupuestarias resultantes de la reestructuración económica, la disminución de los gastos por habitante para educación básica, el aumento demográfico, así como las guerras y conflictos interinos, han afectado gravemente la calidad de la educación de los niños. El resultado es un aumento de las tasas de analfabetismo de los niños y de semianalfabetismo de los adultos jóvenes no escolarizados. En los países pobres, sobre todo aquellos con un fuerte crecimiento demográfico, es probable que en los últimos diez años el analfabetismo se haya agravado. Pese a los discursos políticos, la alfabetización sigue siendo en todas partes el pariente pobre de los presupuestos de educación, tanto de los gobiernos como de los donantes multilaterales. Sin embargo, las reducciones presupuestarias no son la única explicación en los países en desarrollo. Si se analizan las políticas y prácticas del pasado, se advierte que algunos problemas son endémicos.En primer lugar, las campañas masivas presentaron la alfabetización como una panacea para numerosas lacras sociales y como un pasaporte para el desarrollo social y económico. A menudo más políticas que pedagógicas, esas campañas multiplicaron las promesas nunca cumplidas y provocaron, a la postre, una desvalorización sistemática de los programas de alfabetización.En segundo lugar, éstos sufrieron los efectos de una ausencia general de motivación entre los profesores y los alumnos por diversas razones: al darse definiciones muy diversas de la alfabetización, ésta fue mal entendida; el material pedagógico fue insuficiente; las perspectivas de carrera de los maestros en ese ámbito eran inexistentes. Los alumnos potenciales tuvieron la impresión de que los cursos de alfabetización no les reportarían beneficios inmediatos, pertinentes y directos, que compensaran el valor de la matrícula.Por último, en numerosos países en desarrollo, los cursos de alfabetización utilizan la lengua vernácula, mientras la enseñanza escolar formal se imparte en la lengua oficial o vehicular (a menudo la de la antigua potencia colonial). Esas políticas lingüísticas divergentes, que provocan confusión, levantaron una barrera entre la educación formal y no formal, colocando a los alumnos de esta última en una situación de inferioridad económica y social.

No hay comentarios:

Publicar un comentario